Los animales, Perú, 2020

En noviembre, iré a Chile. Estará en un avión que llegará en Santiago, con mis maletas y mis preocupaciones. Cruzará la calle y tomar mi prueba PCR a certificar que no tengo COVID. Estaré mi tercera prueba de COVID en un mes. Hoy tampoco tengo COVID: tengo una certificación a decirlo porque necesité otra prueba porque acabo de volver de Italia. Me siento como mi vida está una colección de papeles.

Iré a Chile, y entonces, ahora estoy pensando del estado de mi español, que no he estado estudiando estos meses. Por supuesto, hablo español frecuentemente, y envío mensajes a amigos en español. Aún hablo en español en Italia cuando los italianos no hablaron inglés (mi italiano está muy limitada). Pero, no está igual a mejorando mi español con intención y con libros y escritura.

Por eso, he decidido que necesito escribir por lo menos tres cientos palabras, hoy, esta noche. También, he encontrado mi libro do la gramática de español… es un libro pesado, denso y púrpura, pero un libro muy bueno para entender la diferencia entre español e inglés. En mi esfuerzo a entender el subjuntivo he leído capítulo veinte, y cuando estoy en el momento de leyendo, me siento como estoy aprendiendo… pero cuando cerro el libro, necesito admitir que el subjuntivo queda un misterio. Realmente, tengo mucho para aprender de capítulo uno que está sobre el género de los sustantivos, porque yo sé que hay muchos de estas palabras que no sé.

Por ejemplo, conozco que la palabra ‘alma’ en español significa ‘soul’ en inglés. Y eso he aprendido que lo toma ‘el’ aunque ser femenina. Pero no sabía que normalmente los sustantivos con una terminación ‘ma’ son masculinos.

En la misma página, leo que la llama no solo significa el animal, pero también parte de un fuego. ¡Qué raro! En inglés tenemos un dicho ‘an old flame’ que se usan por una persona con quien ha tenido relaciones románticas en el pasado. ‘Una llama vieja’ no podría igual…